Con un alarmante descenso de más del 70% de su población total tan solo en los últimos 10 años, el Gorila Africano ha pasado a formar parte directa de la lista roja de la reconocida Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las especies de mayor riesgo de extinción en la actualidad, situación considerada como “grave” debido principalmente a los tormentosos problemas políticos y sociales que han azotado en las últimas décadas al continente africano, sobre todo a las regiones donde este animal habita por naturaleza, donde no han logrado establecerse gobiernos democráticos estables, por lo que no se han podido implementar políticas adecuadas de conservación y preservación de la especie.
El Gorila Africano es considerado como el primate más grande e imponente que existe, llegando un macho adulto a pesar entre 150 y 180kg y alcanzar cerca de 1.80m de altura, basando su alimentación completamente herbívora en frutas autóctonas de la región, hierbas, hojas y algunos insectos, conociéndose en la actualidad 3 tipos o clases de esta especie, los Gorilas del Este, los cuales habitan principalmente en las densas zonas boscosas de Camerún, República Democrática del Congo, Gabón y República Centroafricana, los Gorilas de Tierras Bajas, los cuales se han establecido en la región oriental africana especialmente en la selva tropical de Zaire, y los Gorilas de Montaña, quienes han desarrollado una particular adaptación a las zonas más altas africanas, logrando establecerse en las zonas montañosas de Ruanda, Uganda y Zaire, donde han sido registradas poblaciones viviendo tranquilamente a más de 10.000 pies de altura.
Con un promedio de vida aproximado entre 30 y 50 años, el Gorila Africano ha sido una de las especies más perjudicadas por el ser humano en los últimos 10 años, siendo prácticamente obligado a cambiar constantemente sus hábitats de subsistencia por las constantes deforestaciones que se han ejecutado en las selvas africanas debido a la llegada de empresas mineras internacionales, así como a la caza furtiva de la especie tanto por motivos comerciales, como por la creciente necesidad de algunas aldeas locales de conseguir alimentos, situaciones que han diezmado considerablemente la población de Gorilas Africanos de más de 50.000 ejemplares registrados en 2008, a la alarmante cifra de menos de 12.000 en la actualidad, llevando a diversas organizaciones mundiales como la Wildlife Conservation Society a realizar llamados de auxilio internacional en harás de que se activen medidas efectivas que ayuden a proteger a uno de nuestros parientes animales más cercanos.