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La Rabia y otras enfermedades transmitidas por especies domesticas podrían extinguir definitivamente a esta especie
El Perro Salvaje Africano es una especie perteneciente al orden Carnivora de la familia de los cánidos, el cual es endémico del continente africano. Su nombre científico (Lycaon pictus) alude al color de su pelaje, pues este significa “lobo pintado”, marrón en algunas partes del cuerpo, negruzco y rojizo en otras, y amarillo y blanco en las restantes. Su altura puede alcanzar los 75 cm de longitud y superar los 30 kilogramos de peso, siendo los machos más corpulentos que las hembras. También presentan grandes orejas redondeadas, y tienen la particularidad de ser la única especie de cánidos que cuenta con cuatro dedos en sus pies.
Históricamente su distribución se ha desarrollado a través de la África subsahariana, desde el desierto de Sahara hasta las montañas, estando ausentes en zonas de alta humedad. En la actualidad, se registran poblaciones reducidas en África Central y Nordeste, centrando su mayor población al sur, especialmente en Botswana, Zimbabwe, Namibia y Zambia, y en algunas partes de Tanzania y Mozambique. Sus zonas de vida son sabanas, llanuras, pastizales o incluso bosques abiertos, al igual que en semidesiertos y áreas montañosas.
Comportamiento y Reproducción
El Perro Salvaje de África, vive en manadas compuestas entre 6 y 20 individuos, dominadas por una pareja monógama. A la hora de cazar, su presa favorita es el antílope, al cual lo atacan en grandes grupos, así mismo, los pájaros y roedores pequeños representan una opción alterna a la hora de alimentarse. Alcanza la madurez sexual entre los 12 y 18 meses y su período de gestación es de 75 días, sus crías nacen en cuevas o madrigueras y permanecen allí durante sus primeros tres meses, cuando ya pueden unirse a la manada.
Letales Amenazas
Esta especie es un de las tantas que se encuentran dentro de las Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en la categoría «En peligro», siendo sus principales amenazas la actividad humana, quienes han modificado y fragmentado significativamente sus territorios, además de la propagación de enfermedades infecciosas tales como la rabia, transmitidas en muchas ocasiones por perros domésticos, la cual se propagó entre algunos grupos y cobró cientos de vidas de estos animales en la década pasada. Además, al tener un tamaño relativamente pequeño, los vuelve vulnerable ante la caza por parte de grandes depredadores como leones, hienas y cocodrilos.
Para el año 2007 se calculaba que la reducción de la población del Perro Salvaje Africano había descendido en más del 40%, estableciendo que quedaban menos de seis mil ejemplares en estado salvaje para esa fecha, cifras alarmantes que podrían haber empeorado en la actualidad.